Sin nuestros mayores, hoy, no tendríamos esto”

“Todos nuestros mayores han sido el futuro de ahora. Yo les echo mucho en falta. Sin ellos no tendríamos esto”. El valle de Añana tiene 4.000 años, y se ha mantenido la profesión de la salinería hasta nuestros días. Edorta es salinero. En su casa se ha vivido la salinería desde pequeños; conocen a la perfección la industria de la sal. No conoció a sus abuelos, pero sí a otras personas mayores que le han hecho ser quien es; ha aprendido gracias y a través de ellos. “Ahora el mayor soy yo” bromea tímidamente. Tiene 55 años, y se siente con ganas y energía para seguir trabajando y, sobre todo, enseñando.

“Depende de mi generación que esta profesión persista. Hay que enseñar la profesión lo antes posible a nuestros jóvenes, porque luego no podremos movernos como ahora”. Hoy en día sí tienen a gente joven trabajando en el valle, pero, según él, “no hay tiempo que perder”. Si no, se irán. Y con ellos, la tradición salinera.

Submit to FacebookSubmit to Google PlusSubmit to Twitter
contentmap_plugin