“Esta tienda la abrió mi suegra hace ya 103 años. Yo empecé a trabajar ahí con 29 años. No teníamos dinero y  había que trabajar duro”

“Esta tienda la abrió mi suegra hace ya 103 años. Yo empecé a trabajar ahí con 29 años. No teníamos dinero y  había que trabajar duro”. Los ojos de Edelmira tienen un brillo especial, que se aviva cuando habla de Pinedo Confecciones. La tienda sigue formando parte de su vida. Necesita el contacto con la gente, sentirse viva y activa. Ha dedicado su vida a vender ropa folclórica vasca. Dice que la gente quiere liberarse de la monotonía diaria, por eso en las fiestas salen, desconectan y disfrutan. Lamenta que en Gasteiz estén proliferando cada vez más las grandes cadenas de ropa, en detrimento de su negocio. Pero ella no desiste, tiene claro que su tienda y otros muchos pequeños comercios le dan un encanto especial a la ciudad. Y siempre lo harán.

 

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