-
25 Noviembre 2020

Julia Arrieta, miembro del grupo motor de Donostia Lagunkoia nos ha ofrecido esta extensa entrevista junto con Eva Salaberria, coordinadora del programa. Juntas nos han explicado cuál ha sido la evolución del grupo, su filosofía y el impacto que ha causado la pandemia en la organización y en las acciones que ha llevado adelante.
Donotia Lagunkoia fue pionera a la hora de poner en marcha el movimiento de la amigabilidad en Euskadi. ¿Cuándo entraste a formar parte de la iniciativa y cómo participas?
Julia Arrieta: En el año 2009 se realizó una reunión en el Boulevard Donostiarra para tratar el tema del envejecimiento de la población a la que acudimos diferentes organismos de San Sebastián. Las personas que participamos salimos muy contentas, porque vimos que nos escuchaban.
En 2017 se creó el grupo motor, nos juntamos 25 personas: 14 mujeres y 9 hombres. Un grupo muy estable, pero a la vez flexible, donde entra y sale gente de diversos perfiles.
Las reuniones se realizan cada 2 meses y tratamos temas muy variados y de actualidad que están unidos a la ciudadanía. Me satisface muchísimo porque me gusta trabajar en grupo.
Eva Salaberria: Como bien ha comentado Julia, comenzamos la andadura en el año 2009 y hasta el 2017, durante 8 años, mantuvimos un grupo de contraste, realizando avances técnicos, aprobando, entre otras cosas, el plan en 2015. La creación del grupo motor tal como hoy lo conocemos se produjo en 2016.
Julia tiene una visión muy amplia y enriquecedora porque lo ha vivido desde el inicio. Dentro del grupo hay personas que están siempre y otros, según los temas, van entrando y saliendo. Hay varios factores que caracterizan el grupo y que se palpan en el ambiente: la sinceridad, la confianza, la generosidad, es algo casi mágico y muy inspirador.
¿Qué es lo que más te gusta de este programa?
Julia Arrieta: El feeling que tenemos entre nosotros, cuando alguien se suma lo nota. Además, el proyecto se va haciendo de día en día más grande, ya que cada persona informa de los avances en su grupo personal de amigos, familia, etc. y la gente se entera de lo que pasa.
Eva Salaberria: Si, la verdad es que en los espacios de trabajo de Donostia Lagunkoia se produce unas dinámicas de trabajo especiales, son muy abiertos, flexibles, hay mucha energía y capacidad de adaptación. En abril, por ejemplo, sintiendo que había mucho que trabajar y aportar y viendo las dificultades que ibamos a tener para encontrarnos, probamos a reunimos online y como funciono perfectamente, asi lo seguimos haciendo, reuniendonos incluso con un mayor frecuencia creo que podemos decir que Lagunkoia es referencia para otros espacios de participación municipales. Además, las reuniones que hemos hecho han sido muy enriquecedoras y han aportado mucho valor al grupo, al proyecto y también a la ciudad. Ahí estan las reflexiones e ideas que compartimos para la reactivación de la ciudad tras el confinamiento, y lo cierto es que están resultando inspiradoras para muchos.
Donostia Lagunkoia, mediante la participación de la ciudadanía, tienen como objetivo hacer de la ciudad un lugar más amigable con las personas mayores. ¿Veis en la ciudad el impacto generado por la iniciativa?
Julia Arrieta: Sin, duda, y tenemos de eso bastantes ejemplos. El proyecto LKaleak, por ejemplo, en Egia, ha permitido que las personas mayores nos atrevamos a manifestar nuestras necesidades de manera abierta y participativa en un entorno más limitado como es un barrio. Ha habido personas que nos han venido diciendo lo bien que se sentían después de compartir sus experiencias de manera abierta, ya que se trata de mujeres y hombres que jamás habían tomado parte en este tipo de iniciativas. Vivimos en una sociedad que se va abriendo cada vez más, pero que todavía siente miedo a manifestar sus necesidades. Para que todas estas relaciones fluyan la clave es el respeto y la escucha.
Eva Salaberria: Como dice Julia Lkaleak es un buen ejemplo en el que personas mayores en situación de vulnerabilidad, soledad o aislamiento pueden ser protagonistas de procesos de co-creación que tienen como objetivo construir comunidad. Con este tipo de iniciativas queremos reconocer el valor de la vulnerabilidad y como las personas que viven este tipo de realidaddes pueden ser agentes de cambio y contribuir a la construcción de bien común en el barrio; Lagunkoia da el primer empujón y como siempre trabajamos en colaboración, muchas veces es otra entidad, grupo o asociación quién toma el relevo en el liderazgo de la iniciativa.
La COVID-19 ha generado numerosos cambios en la sociedad y las relaciones entre las personas. Durante este tiempo Donostia Lagunkoia se ha mantenido activa con las reuniones online y puesta en marcha de iniciativas. ¿Cómo lo habéis vivido? ¿Julia, has sentido la cercanía del grupo?
Julia Arrieta: Para mí las nuevas tecnologías han tenido mucho valor. El Ayuntamiento ha realizado llamadas a las personas mayores de 60 años y la gente lo ha agradecido. Estamos muy poco acostumbrados a una relación y escucha proactiva. Este programa que llamamos Lagunkate nos ha servido para ver que el nivel de vida de las personas mayores en Donostia es bastante buena, y que en general disponemos de una red de familia, amistades y vecinos a los que poder acudir cuando necesitamos ayuda. Pero también es verdad que hay personas que han necesitado ayuda, para cuestiones básicas como hacer la compra o también porque se han sentido solas o emocionalmente muy tocadas.
Yo creo que esta pandemia nos ha unido. Gente que vivíamos en el mismo bloque nos hemos conocido más y nos hemos unido, nos ha quedado una sensación de humanidad y solidaridad.
Entre las amistades también nos ha servido para unirnos más. Nosotras, entre las 7 amigas, hemos creado la iniciativa “Egun on!” para saludamos todas las mañanas, a primera hora, para saber cómo estamos y darnos los buenos días.
Vídeo de la campaña realizada por el Ayuntamiento de Donostia para la difusión de las ayudas
Eva, en la entrevista que te realizamos en mayo de 2017 comentaste que “Donostia Lagunkoia es un proceso que estamos construyendo entre todos y todas las donostiarras de cara al futuro”, después de 3 años, ¿cómo lleváis este proceso?
Eva Salaberria: En esencia sigue siendo lo mismo, hablamos de las mismas cosas, pero de manera diferente. En 2017, con el nuevo planteamiento tocábamos puertas, ahora, se entiende mejor cual es la función de Lagunkoia y son muchas y muy variados los agentes que se acercan al programa y se implican en el ecosistema de colaboración que entre todos vamos tejiendo.
Nos gusta compartir juego, visibilizar y poner en valor que se trata de un trabajo compartido. En estos 3 años, con las personas mayores protagonistas, Donostia Lagunkoia ha generado un valor reconocido y demandado y se ha convertido en una buena plataforma desde la que poder transmitir la importancia de que las personas, independientemente de su edad puedan desarrollar su proyecto vital, personal, y también colectivo. La ciudad y todas las personas que nuestras acciones la construimos cada día, tenemos una buena responsabilidad en ello.
¿A qué valores te refieres cuando hablas del buen envejecer?
Eva Salaberria: La vejez es un ciclo vital de la vida, uno más, con sus pérdidas y ganancias. El buen envejecer no tiene sólo que ver estar activo, también tiene que ver, y mucho, con tener un proyecto vital que te mantenga enganchado con la vida, con una vida que tenga sentido. Es algo que en Donostia Lagunkoia vemos que esta adquiriendo cada vez mayor importancia en las personas, y que va a ser muy relevante si tenemos en cuenta las trayectorias vitales cada vez más largas.
Para las personas, cuando tenemos relaciones significativas y se nos valora por nuestras contribuciones, ese reconocimiento es tan importante como tener buena salud física. Y esto cuando aparece la vulnerabilidad o la dependencia es aún más clave.
La vulnerabilidad es un tema que ha sobresalido durante esta pandemia…
Eva Salaberria: La pandemia nos ha mostrado que las personas, todas, somos vulnerables. Las personas mayores tienen mucho que enseñarnos en este ámbito porque la vulnerabilidad no es algo asociado a la vejez, la vulnerabilidad es consustancial a la vida, a nuestra condición de seres humanos, y como tal puede aparecer en cualquier momento de la vida. No estaría mal que reconocieramos y practicaramos cada uno nuestra propia vulnerabilidad.
En Donostia se han impulsado los establecimientos amigables. Ya en 2018, en el encuentro realizado en el Kutxa Kultur de Tabakalera participaron personas mayores de 65 años para realizar una profunda reflexión. De las conclusiones obtenidas en ese encuentro, ¿Qué acciones habéis llevado a cabo?
Eva Salaberria: Los talleres han servido para que todos y todas tomemos una mayor conciencia sobre la necesidad de crear comunidad, de hecho, el comercio pequeño y de proximidad han sido claves durante la pandemia.
Julia Arrieta: Con su servicio de cercanía han generado fidelidad. Como ciudadano te tienes que comprometer, como un ejercicio de corresponsabilidad. No es sólo servicio y cliente, sino que ese trata de crear comunidad.
En el impulso de las farmacias amigables también habéis sido pioneros. Con la colaboración del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Gipuzkoa habéis iniciado numerosas prácticas centradas en la amigabilidad. ¿Qué conclusiones habéis obtenido? ¿y en qué punto os encontráis ahora?
Eva Salaberria: El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Gipuzkoa se ha convertido en referente. Trabajan en clave comunitaria y están siendo muy activos. En el proyecto “Erlauntza” que lidera el Servicio de Promoción de la Salud municipal por ejemplo, reúne en torno a una “mesa” a los profesionales que trabajan en un mismo barrio para compartir iniciativas, colaborar y trabajar proyectos en común.
El año pasado realizasteis una iniciativa denominada “Miradas Contemporáneas”. En la explicación decía que se trataba de “una exposición que plantea una reflexión sobre cómo la edad condiciona la forma en que cada persona ve, vive y se relaciona en los diferentes espacios de la misma ciudad.” ¿Cómo fue la experiencia?
Eva Salaberria: Esta iniciativa salió inspirada por un mandato del grupo motor. Cuando se hizo la reflexión de los retos de Donostia Lagunkoia 2019/2023 se definió que el propósito de Donostia Lagunkoia es construir una ciudad amigable con las personas de todas las edades, por eso es importante trabajar la intergeneracionalidad.
La acogida fue fantástica, hubo personas de diferentes edades que participaron con mucha ilusión. Con las imágenes que recibimos sacamos la conclusión de que no hay tantas diferencias.
Ver vídeo "Miradas Contemporáneas"
En la comisión que realizamos hace dos semanas pusiste mucho énfasis en la necesidad de hablar del paternalismo. ¿Por qué?
Eva Salaberria: Durante el confinamiento a todas las personas mayores se les ha tratado igual. Es necesario reconocer la diversidad de estas personas, no podemos seguir actuando como si todas fueran iguales, como si todas fueran vulnerables y dependientes; y lo que es peor sin considerar su derecho y capacidad para tomar decisiones por sí mismas.
Julia Arrieta: Las autoridades han sido paternalistas durante la primera ola, pero ahora lo es la familia. Lo hacen con afecto y con cariño, desde la buena intención, pero hay que cuidar la forma en la que hablan. A cualquier persona hay que reconocerle el derecho de tomar decisiones de manera autónoma.
Yo quiero decidir por mí. Mientras yo pueda hacerlo, me tienen que dejar.
La soledad ha sido uno de los mayores problemas que han tenido que afrontar las personas mayores durante la pandemia. ¿Cómo ha respondido Donostia Lagunkoia?
Eva Salaberria: Yo no hablaría de soledad, sino que soledades. Hay personas que habitualmente viven situaciones de soledad y que han llevado esta pandemia bien, porque no les ha pillado de sorpresa. “Yo antes también estaba sola, y de peores hemos salido” dicen algunas. Otras no, han visto acrecentar su sentimiento de soledad. Hay otras personas que son muy activas y salen mucho, que lo estan llevado muy mal. Como en tod, en esto también una gran diversidad.
Julia Arrieta: Se está viendo mucha angustia entre las parejas mayores que viven solas, están viviendo la pandemia con preocupación el uno por el otro. Para mí, la pandemia ha tenido más impacto en los miedos, las incerticumbres, los malestares… ha acentuado esos problemas.
La pandemia nos ha traído muchos problemas, pero también ha habido lugar para buenas intenciones y para la solidaridad. De las iniciativas llevadas a cabo en Donostia Lagunkoia, ¿cuál destacaríais?
Eva Salaberria: Pues quizás destacaría por lo singular la atención que estamos prestando a la incidencia emocional de la pandemia, a esos malestares que Julia comentaba y que para Donostia Lagunkoia es clave gestionar de manera colectiva y comunitaria. La iniciativa “Postales2020. Postales desde las emociones en tiempos de pandemia”, es un ejemplo de ello. Hemos recibido más 400 postales con mensajes muy variados y enriquecedores, que llegan al corazón. Hemos analizado los contenidos y pedido a una ilustradora que traslade a una imágen todas esas emociones para divulgar así de manera visual esos resultados.
Julia Arrieta: Es importante que después de esta ola de solidaridad, quede poso y lo podamos mantener y conservar. Existe mucho dolor y sufrimiento, pero nos tenemos que quedar con el aprendizaje y la sensación de haber hecho las cosas bien; es la única forma de salir todos juntos de esta.