Zorrotzaile

Los y las mayores, protagonistas

De las más de doscientas películas que se han podido ver en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, he podido disfrutar de dieciséis. Y al margen de tantas consideraciones como gustos tenemos los espectadores, quiero resaltar dos aspectos que me ha llamado la atención.


 

Por un lado, he constatado que los mayores somos un valor en alza y no solo porque consumamos más o menos productos propios de la edad, sino porque también se nos considera parte de un mercado lúdico hasta hace poco bastante olvidado, como es el cinematográfico.

Consumimos cine, efectivamente, pero ¿somos protagonistas? Bueno pues resulta que he visto tres películas en las que aparecen grandes actores y actrices como Jean Louis Trintignant -Happy End-, Helen Mirren y Donald Sutherland, protagonistas de Leisure Seeker (que cuando la estrenen seguro que le cambian el título) y Glenn Close y Jonathan Pryce, matrimonio en la ficción de The Wife (La buena esposa).

Y por otro, me ha sorprendido que en algunos de estos casos -y no concreto por no desvelar el final de estas historias cinematográficas- , además de otros dos personajes secundarios de La villa (Una casa frente al mar), acaban sus días suicidándose. No han podido o no han querido continuar en la situación a la que se enfrentaban. En ningún caso se han planteado la eutanasia como tal, pero ¿donde está la diferencia real?

Al margen de estos dos apartados, quiero resaltar la ilusión que me ha hecho la presencia en el escenario del Kursaal a varios protagonistas, mujeres y hombres, que han participado en la entrega de premios del Zinemaldia y que se han dirigido al público en euskera: Aitor Agirre y Jon Garaño, que con Handia han conseguido el Premio Especial del Jurado y Premio Irizar al Cine Vasco;Telmo Esnal, Premio Glocal in Progress por Dantza; Itxaro Borda, presidenta del Jurado Irizar e Izaskun Landaida, del jurado Otra Mirada.

Preparate por si acaso

El pasado 25 de noviembre se celebró el Día Internacional contra la Violencia de Género, y con este motivo, en el centro escolar al que asiste mi nieta  -imagino que al igual que en muchos otros- se impartieron diversas charlas ilustrativas por parte de diferentes ponentes.


 

Además, las chicas participaron en una serie de talleres donde, entre otras actividades, tuvieron clases de defensa personal. Estupendo.  ¿Y qué pasa con los chicos?, ¿a ellos nos les “entrenan” en la igualdad y en el respeto?pregunté.  De momento parece que no, la educación “especial” para estar preparadas llegado el caso se la dan a ellas. “Está muy bien saber defendernos ante un mal trato, un acoso, un constante control telefónico  o una posible violación, pero ¿no es mejor educar a los chicos a respetarnos, a que sepan donde están los límites de una insistencia?” Yo también me hacía esta pregunta mientras me comentaba esta situación. 

Quiero pensar que habrá más días en los que en los centros escolares -además de en el ámbito familiar y en otros de nuestra sociedad-  se inculquen los valores que se recuerdan cada 25 de noviembre porque ¿qué supone un día al año para meter en determinadas cabezas que un No es un NO?

Una publicidad institucional nos viene mostrando estos días una bonita imagen estética donde una chica se ve acosada telefonicamente por su chico y solicita ayuda. ¿Donde están las imágenes de un chico que nos muestre su buen proceder?Ahí están los datos y solo recojo unos que leí recientemente. Cinco mil mujeres están tuteladas por la Ertzaintza por violencia de género o doméstica; 34 cuentan con escolta personal. Y 31  agresores llevan activadas pulseras electrónicas,  El numero de muertes a nivel estatal roza el medio centenar. Es un suma y sigue que no para.